domingo, 10 de junio de 2007

Entrevista a Nuri Bilge Ceylan

Por: Michel Ciment y Matthieu Darras
Positif, No: 515, Enero de 2004, París.
Traducción: Paula Andrea Montoya

Perseverar

Michel Ciment y Matthieu Darras: en una entrevista anterior para la revista Positif, usted afirmaba que le gustaban las variaciones frente a un mismo tema. En el caso de Uzak, ¿difiere éste de sus temas preferidos por desarrollarse en Estambul?
Nuri Bilge Ceylan:
no, pienso abordar los mismos temas, no me siento para nada alejado de mi mundo o del mundo de Mayis sikintisi (Nubes de mayo, 1999) y Kasaba (El pueblo, 1998). Esta película también está inspirada en mi propia vida, en la de mis amigos así como en las observaciones que hice a mi alrededor. Fundamentalmente, creo que se trata de la misma cuestión.

Mucho más que sus películas anteriores, Uzak parece una autobiografía; sin embargo, la coexistencia de dos personajes principales vuelve las cosas más complejas, ¿de quién se siente usted más cercano? ¿De Mahmut o de Yusuf?
De Mahmut por supuesto, éste se parece mucho más a mí; a pesar de que conozco muy bien el carácter de Yusuf, la vida de éste se parece un poco a mi vida anterior o a la de muchos de mis amigos. La mayoría de las personas que conozco nacieron en el campo y después llegaron a Estambul. Los que vivimos en Estambul conocemos muy bien la situación de Yusuf, pero si quise abordar de frente estas dos personalidades fue para poderlas comparar.

Mahmut es un hombre de la ciudad, sin ilusiones y solo, mientras que Yusuf todavía tiene grandes esperanzas en su futuro. ¿Cuál cree usted que es la mejor actitud para enfrentar la vida?
Algunas veces me identifico con uno y a veces con el otro; el espíritu humano tiene una capacidad de cambiar rápidamente, es así que un día uno se levanta pensando en algo y a la mañana siguiente uno piensa todo lo contrario. Esto siempre ha sido un problema para mí, a veces siento que la vida no tiene ningún sentido, es una sensación que siempre me acompaña, lista a emerger. Con lo que respecta a la experiencia cinematográfica, a veces siento que el cine es algo inútil, entonces pienso que debería desarrollar este tema porque es para mi una de las preguntas cruciales. Cuando miro a las personas que poseen un sueño, una necesidad imperiosa de vivir, me da un poco de celos, por que es más fácil que exista esta energía vital. Esto me desconcierta también. Por el contrario, la mayoría de mis amigos se parecen más a Mahmut, ya que hacen cualquier cosa pero no están seguros de que deberían hacerlo. Quizás para comprender mucho mejor este comportamiento, debía crear un personaje como el de Mahmut. Yusuf es diferente, sus metas son sólidas, no tienen nada de abstracto, son materiales; él debe ganar dinero para enviarle a su madre y a su familia. Según Nietzsche, hay dos tipos de tragedias, una es no alcanzar una meta, la otra, que es todavía más grande, es alcanzarla. La vida de Mahmut se parece un poco a esto pues ya no tiene un verdadero ideal, comienza a hacer fotografía publicitaria, algo que detestaba antes. Su vida es confortable y por eso le es más duro tener metas. Sin embargo Mahmut ve la vida tal como es, como un destino, no culpa a nadie de su situación.

¿Realizar películas le ayuda a adquirir cierta serenidad? o ¿para usted conseguir realizar una película que quiere constituye una tragedia?
Pues la verdad, las dos opciones son posibles, las piensas y las sientes al mismo tiempo. Hacer películas y ver los carteles en las calles de Beyoğlu, un barrio de Estambul, es un sueño increíble para mí. Pero ahora eso ya no significa nada. Por ejemplo, no espero ningún premio de mi participación en Cannes, hay excelentes realizadores y ganar la Palma de Oro podría ser una tragedia para mí.

¿Qué tipo de dificultades enfrentó usted con la escritura del guión, en especial para generar intensidad a partir de vidas tan monótonas?
De hecho la escritura de un guión es difícil para mí. Escribir sobre una vida normal no es difícil, me gusta. El guión de Uzak no es extraordinario, ni tampoco se diferencia de los anteriores. Algunos autores acostumbran a tomar notas, siempre llevan una pequeña libreta consigo en su bolsillo. Yo no. Mis observaciones las guardo en un rincón de mi cabeza, y cualquier día comienzo a escribir lo que sea. Después de la primera frase, me doy cuenta que es mucho más fácil. Pero la primera frase se puede demorar hasta seis meses. No me gusta mucho la etapa de la escritura, estar sentado tanto tiempo…

El guión de Uzak es muy cerrado y tiene muchas elipsis. Por otra parte, su construcción es sólida, con una fuerte oposición entre largas secuencias casi mudas, casi siempre en exteriores, y escenas cortas con intensos diálogos.
Cuando acabé el guión, me di cuenta que tenía muchos diálogos; entonces lo dejé de lado durante unos quince días y después lo releí. Vi que algo no estaba bien, entonces comencé a rescribir varias escenas como posibles alternativas. No descarté aquellas que tenían largos diálogos ya que quería poder elegir entre las dos en el momento del rodaje, así pues, una de las escenas originales era de tres páginas, mientras que la escena alterna sólo tenía un párrafo. Durante el rodaje decidí finalmente filmar la versión más corta. Cuando uno empieza el rodaje de una película uno empieza a pensar de una manera diferente y más eficaz, uno vislumbra mejor lo que será el resultado final, el cerebro se activa.

En ningún momento usted explica cuáles eran los ideales de Mahmut. Sólo sus amigos le reprochan haberlos abandonado.
Como yo lo entiendo, los sueños de Mahmut eran hacer películas y fotografía artística. Pero, cuando empieza con la fotografía publicitaria y a ganar dinero, su vida se vuelve más cómoda y éste se vuelve apático y perezoso. Pienso que a mi alrededor hay muchas personas en esa misma situación, el vacío que separa sus sueños y su vida real se agranda cada vez más y terminan renunciando a cualquier esfuerzo por conseguir un sueño. Es una manera de protegerse. Mahmut organiza sus pensamientos de manera que le produzcan bienestar.

Las últimas imágenes de Mahmut mirando El Bósforo en Estambul son muy emotivas, pero se pueden interpretar de múltiples maneras.
Obviamente que quería dejar un final abierto, pero tengo mi propia percepción de lo que pasa. Aunque no quiero expresarlo, me parece evidente como espectador. Para mí las expresiones de Mahmut dicen algo, pero cada quien puede interpretarlas de manera diferente.

Con relación a Yusuf, uno se pregunta a lo largo de la película cuando pararán sus sufrimientos, sus frustraciones con las mujeres, sus problemas con el trabajo, etc. Sin embargo usted no nos dice cómo termina.
Eso no es importante, él tratará de hacer otra cosa. Lo esencial es que su orgullo ha sido retado. Al principio se ríe de lo que le dice Mahmut, pero, cuando éste lo acusó de robo, Yusuf cambia, después de eso se vuelve una persona diferente. Cuando se va de la casa, pienso que encontrará un trabajo o volverá con su familia, aunque no creo en esta última posibilidad. Si usted lleva el orgullo de una persona hasta cierto punto, este es el tipo de choque que se produce en Yusuf cuando llega a Estambul, piensa que por ser de la familia de Mahmut tendrá derechos. En general, las personas del campo cuando llegan a la ciudad viven en la casa de algún pariente y se quedan allí por mucho tiempo. Son muy raros los anfitriones que se comportan como Mahmut; la mayor parte de las familias tienen la costumbre de ayudar y de procurar lo necesario para vivir a sus familiares pero para una persona sola como Mahmut, es más difícil.

La vida de Mahmut se parece a la de muchas personas en Estambul, pero también a la vida de muchos occidentales, ¿no es así?
Sí, Mahmut es una de las personas más occidentalizadas de Turquía, la diferencia es que no vive en un país rico. Turquía pasó por una de las más importantes recesiones entre 1999 y 2000; muchas fábricas cerraron, el éxodo rural aumentó... eso afectó a Mahmut, pero indirectamente con la llegada de Yusuf que venía a Estambul porque se hizo echar. Creo que la vida moderna y urbana crea personalidades como las de Mahmut, la vida intelectual también crea este tipo de problemas.

Numerosas críticas comparan su trabajo con las primeras películas de Abbas Kiarostami. El universo urbano de Uzak nos recuerda a Tsai Ming-liang.
Sí, estoy familiarizado con su trabajo, me gustan sus películas; pero no me corresponde a mí hacer ese tipo de comparaciones. No lo sé. Pero es verdad, él también utiliza pocos diálogos. En los primeros quince minutos de mi película no se pronuncia una sola frase.

¿Tiene usted miedo de abandonar sus sueños?
Vivo siempre en el límite. En esta vida es muy difícil perseverar. No tengo miedo de abandonar mis sueños, pero podría encontrarme en una situación en la que debería comprometerme. Siento que los lazos entre el cine y la vida, y entre la vida y yo no son muy fuertes. Me han propuesto hacer publicidad, pero nunca he aceptado pues no necesito el dinero y mis películas son de tan poco presupuesto que las financio por mi propia cuenta. Antes, cuando no era realizador, fui publicista, pero ahora no lo necesito. La publicidad, consiste en mentir sobre lo esencial; uno debe presentar los productos mejor de lo que son en realidad, al menos para hacer publicidad se necesita crear y prefiero guardar todas las ideas que tengo, sólo para mis películas. No deseo dilapidarlas en la publicidad.

Usted utilizó en Uzak numerosas imágenes de televisión, Mahmut mira las noticias, los programas de entretenimiento, películas de karate y pornográficas, pero también hay un fragmento de Stalker de Tarkovski. ¿Por qué hay una presencia tan fuerte de la televisión en la película?
De hecho, no quería significar nada con eso. Lo que quiero es mostrar precisamente la realidad tal como es. Por supuesto que Tarkovski tiene un sentido diferente, pues no es televisión, es una película. El punto es que uno de sus amigos le reprocha por abandonar sus sueños, entonces Mahmut encuentra una cierta motivación, y cuando vuelve a casa se pone a ver Stalker, sin embargo, la motivación no le dura mucho tiempo y a la mitad de la película se aburre o le da pereza. En todo caso se pone a ver una película porno.

El apartamento y los objetos de Mahmut están pensados únicamente para vivir solo, así pues, vemos un sofá grande para una persona, un carro marca Smart, etc. Al mismo tiempo este ambiente se parece al de una prisión invisible, parece que a Mahmut, le es imposible escaparse de este modo de vida.
Este apartamento era el mío, así era menos caro. Con el tiempo, Mahmut se vuelve más pragmático. Cuando uno vive en la ciudad por mucho tiempo, y se es soltero, la parte pragmática se agudiza. Mahmut utiliza este carro porque es más fácil de parquear y le permite ahorrar gasolina. Mahmut organiza toda su vida de acuerdo con sus necesidades. Si uno tiene dinero organiza su vida de manera que no necesite a nadie, así pues, poco a poco sus relaciones humanas se ven reducidas. Si su situación económica no es tan buena, usted tiene que relacionarse un poco más. La casa de Mahmut es como un castillo. Estas personas viven en una ciudad que tiene sus rituales, no cambian los lugares a donde salen, los años pasan y usted va a los mismos sitios, al mismo bar, ve a los mismos amigos. La seguridad parece ser la mejor de las soluciones y al final esta casa se vuelve, como usted lo dijo, una prisión.

¿Entonces para usted el dinero es algo contra lo cual hay que luchar?
Se puede decir que para ciertas personas es un problema positivo. La felicidad no está ligada al dinero, dicen los viejos y creo que es verdad; para Mahmut, la mejor solución sería tener un hijo pues esto le podría ayudar, o quizás no. No lo sé. Pienso que debería sacrificar su independencia.

Su visión de Estambul bajo la nieve es impactante. ¿Cómo lo consiguió?
No fue algo intencional. Nunca se puede predecir cuando nevará en Estambul. Hay épocas en las que no nieva en absoluto. Era algo que no estaba en el guión. Había previsto que el viaje fotográfico se desarrollara con nieve, pero resulta que nevó en Estambul, así que cambié el guión de un día para otro, invirtiendo los lugares nevados por los asoleados. Si no había nieve, las mismas acciones se desarrollarían, entonces Yusuf pasaría delante de los restos de un barco...filmamos en tres días todas las escenas con la nieve. Pero en el montaje, corté mucho porque no quería que se viera como un documental sobre la nieve en Estambul.

La escena en la que Yusuf mata un ratón para que no se lo coma un gato es muy impactante, aún si su sentido se nos escapa.
Con esta escena tampoco quería significar nada, pero es verdad que esperaba que el comportamiento de Yusuf provocara cierto resentimiento por parte de Mahmut, testigo de la escena. Era una manera de crear tensión entre los personajes. De esta manera Yusuf, que siempre se encuentra bajo presión, encuentra una manera de desahogarse. Creo que finalmente es un problema de conciencia. Aún sin los gatos, Yusuf habría matado el ratón para que no sufriera.

¿Qué papel le atribuye usted a la mujer que vemos llorar en el baño?
Es una mujer casada y, de hecho, es la amante de Mahmut. Al principio de la película se la ve salir del apartamento en compañía del esposo. Mahmut la vuelve a ver más tarde en el café, cuando ella entra con su marido él sale del café; Mahmut no ama realmente a esta mujer, sólo es una cuestión de sexo, pues Mahmut no está satisfecho de su vida, una vida que le pesa, él siente que no es honesto con esta mujer a la que no ama.

Antes de ser cineasta, usted fue fotógrafo durante mucho tiempo, ¿las fotos que se ven en el apartamento de Mahmut son suyas?
No, son de mi hermana quien también es fotógrafa. Al principio había fotos mías en las paredes, pero las cambié para la película. No quería mis fotograbados, menos si son similares a los de mi hermana. Por otra parte, podrían decir que soy un megalómano.

¿Usted todavía practica la fotografía?
Me gustaría poderlo hacerlo más porque le encuentro un inmenso placer. Uno está solo, se siente como Dios, es como ser pintor o escritor, el cine por el contrario implica trabajar con un equipo. Pero me siento mal cuando saco tiempo para practicar la fotografía ya que es una actividad que acapara mucho tiempo. ¡Al menos al hacer los carteles de mis películas satisfago mi pasión por la fotografía!

Desde Kasaba, usted le da una gran importancia al encuadre, a la composición, y eso se hace mucho más evidente en Uzak, ¿esto viene de su primera actividad artística, la fotografía?
Sí. El cine y la fotografía son dos formas de creación muy diferentes que se reúnen en lo que tiene que ver con el encuadre y con la luz. Un mes antes de rodar Uzak, hice un gran número de fotografías en los lugares donde iba a rodar, después los desarrollé y los mire muy atentamente tratando de imaginar la puesta en escena y los cuadros. Para éstos últimos fui mucho más preciso de lo normal, en particular en las escenas de interiores.

Hay un equilibrio muy sutil cuando se unen la belleza de la imagen y la dinámica necesaria del relato.
Algunas personas me criticaron por los planos de Kasaba, pues creían que eran muy “estéticos”. Por mi parte la belleza no me molesta, no es necesario que exista a expensas de la vida en la pantalla. Soy muy intuitivo, durante el rodaje, le dedico muy poco tiempo a la composición y trabajo muy rápido. Dedico todo mi tiempo a los actores porque son ellos, en mi concepto, los que crean el sentimiento de realidad por las expresiones de sus rostros y los movimientos de sus cuerpos.

El sonido, en particular el sonido en off, juega un papel muy importante en Uzak más que en sus películas anteriores.
Aprendí mucho sobre el sonido con Bresson. Si algo puede hacerse evidente con el sonido, no es necesario mostrarlo. Es verdad que en Uzak le presté bastante atención al sonido. Rodamos la película con sonido directo, pero casi todo lo desechamos, menos las secuencias con diálogos, luego grabamos sonidos e integramos ruidos. En lo que respecta al sonido no soy realista, me dejo llevar por lo que escucho. Después de todo, en la realidad también seleccionamos, no escuchamos todos los ruidos que nos rodean. Hay sonidos que me gustan, que me trasmiten un sentimiento específico, como los ladridos de los perros, éstos sugieren soledad y no son propios del campo ya que hay numerosos perros perdidos en las calles de Estambul.

El humor de la película se vuelve todavía más perceptible con los planos largos que usted prefiere.
Pienso que el humor tiene fuerza tanto en una playa en silencio como dos o tres minutos de aburrimiento. Pero esto no es intencional, cuando miro la vida a mi alrededor, muchas veces me da ganas de reír. Trato de introducir mi manera de ver las cosas en mis películas. Creo que cuando uno está solo en la casa, no hay máscaras, uno se deja llevar y uno es más cómico. Cuando me miro en el espejo tengo la impresión de que mi cara es diferente, y eso es lo que le pasa a mi protagonista, nadie lo mira, así es más natural.

¿Después de Mayis sikintisi tuvo usted otros proyectos antes de empezar con el de Uzak?
Cuando termino una película, estoy atento a todo lo que pasa por mi mente, soy muy pasivo, no trato de encontrar un tema a como de lugar. Desde hacía mucho tiempo tenía en la cabeza la idea de hacer una película sobre los momentos en la vida donde no pasa nada importante, una película sobre la melancolía y lo absurdo de la vida. Tuve también la visión de un hombre joven mirando el mar desde el puente de Gálata, como lo hacen todas las personas que llegan a Estambul por primera vez. Hice el esfuerzo de enlazar los elementos entre ellos y después de tres meses, no sin esfuerzos, tenía un guión en frente mío. No escribo de manera analítica, procedo por detalles, por imágenes. Así que sólo tenía el proyecto de hacer Uzak, pero fue necesario un año después Mayis sikintisi para volver al trabajo. Actualmente tengo dos o tres ideas, pero nada escrito.

A pesar de que su personaje es fotógrafo, no se trata de usted; pero, ¿no sería lo que usted habría llegado a ser sino hubiese tenido éxito como cineasta?
Es verdad, pero todavía es posible que eso me pase si algún día me alejo del cine, si pierdo interés.

¿Cómo produjo usted Uzak?
Mi sociedad de producción sólo tiene un miembro: yo. Nadie me ayuda a realizar mis películas en Turquía, el gobierno nunca me ha ayudado, y no soy precisamente el tipo de realizador con el cual los productores desean trabajar, pues mis películas no son comerciales. Sin embargo, el dinero nunca ha sido un problema para mí ya que cada una de mis películas gana el dinero necesario para producir la siguiente. La única ayuda que recibí para Uzak, fue 30.000 euros del Hubert Bals Fund de Rótterdam, de los cuales sólo 20.000 euros eran para mí. Al final, estoy contento de ser realizador y productor al mismo tiempo. El único tipo de coproducción que me hubiese gustado tener habría sido, por ejemplo, con Francia para el sonido. Creo que la calidad del sonido sería mejor si pudiera asegurar la postproducción en un laboratorio francés.

¿Esta manera de trabajar con un presupuesto tan reducido, paradójicamente no refuerza su libertad creadora?
Sí. A pesar de que no soy rico, nunca he tenido problemas financieros; además, si hubiera tenido poco dinero, habría encontrado la manera de organizar mis escenas de manera más económica. Me gusta resaltar que siempre pago a todas las personas que trabajan en mis películas. Cuando uno hace películas con poco presupuesto, la gente piensa que el equipo esta compuesto por voluntarios, pero eso es inaceptable para mí.

Usted dice que trabaja con un equipo, pero en su caso es un equipo mínimo.
Somos un grupo de cinco personas, incluido yo; esto es lo que me permite estar en contacto con la fotografía. Había un productor ejecutivo que hacia también de asistente y que también interpretaba al conserje, un ingeniero de sonido, un asistente del operador y un hombre que hacia de todo, se ocupaba tanto de los accesorios como del café. No era absolutamente necesario, pero nos ayudó.

¿Pensó usted en interpretar de nuevo el personaje principal como en sus dos primeras películas?
Lo pensé hasta un día antes del rodaje. Debo decir que en las pruebas con los actores yo era muy bueno, y en la conversación con su ex esposa (ocho páginas de texto) era el mejor. Pero en último momento, renuncié, finalmente Muzaffer Özdemir fue quien interpretó el personaje, y como no se sentía muy a gusto con la cantidad de diálogo, condensé sus diálogos con su antigua esposa a hoja y media.

El estilo de interpretación en sus películas es muy contenido, casi como si hablaran con una sordina, opuesto a lo que uno ve en el teatro, sin embargo usted ha trabajado con actores que vienen de las tablas
En Turquía, la mayor parte de los actores de cine están formados en el teatro, a muchos directores les gusta el estilo de interpretación exagerado y les dan más o menos la libertad de hacer lo que quieran. Ese no es mi caso. Para Uzak, contraté tres actores profesionales que fueron el conserje, la ex mujer y la amante de Mahmut. En la escena con la ex esposa, me daba la impresión que la actriz leía el texto; entonces cuando llegaba a mi casa y miraba los ruches, me parecía una serie de televisión. Le dije a Muzaffer y a la actriz que no vinieran a trabajar al día siguiente y que repitieran la escena. Les di algunos consejos y volvimos a grabar la escena. Nunca quedo totalmente satisfecho, de manera que puedo mostrar mayor preferencia por actores no profesionales como Muzaffer, quien interpretaba en Kasaba el papel de loco al principio y después trabajó en Mayis sikintisi. Él es una persona muy tímida y no quiso venir al Festival de Cannes. Mehmet Emin Toprak, su primo en la película y el mío en la vida real, se mató en diciembre en un accidente de carro viniendo de Ankara donde recibió un premio por su interpretación en Uzak. Era un amateur que ya había actuado en Kasaba y en Mayis sikintisi donde interpretaba al chico que trabajaba en la fábrica y quería ir a la ciudad.

Los cuatro personajes secundarios son mujeres con un estatus muy bien definido: la madre, la ex esposa, la amante y la hija de Yusuf, ¿estaban ellas programadas desde el principio del proyecto?
Quería mostrar la distancia que separa a mi personaje del mundo exterior y estas mujeres hacían parte de esto. La relación de mi protagonista con estas mujeres da más información de su personalidad a los espectadores; por ejemplo, para mí la ex esposa trasmite el sentimiento de pérdida, es él quien decidió dejarla cuando estaba embarazada.

¿Su esposa fue la que hizo la decoración?
Sí, también interpreta a la joven hija que Yusuf sigue en la ciudad. En esa época todavía no nos habíamos casado, así que rodamos en mi apartamento donde vivía solo. Ella cambió de lugar algunos objetos como el puesto de la televisión, después de que nos casamos hicimos muchos más arreglos.

Su protagonista es a la vez apegado y antipático, es muy duro con su primo al final.
La mayor parte de nosotros somos muy egoístas, pero vemos más fácil este defecto en los otros. Encuentro este rasgo del carácter en mí mismo y como todo el mundo lo escondo. Uzak significa distante, lejano, estas palabras la definen muy bien.

¿Fue largo el montaje?
El montaje de Mayis sikintisi tardó veinte días y no quedé muy satisfecho con esto, habría podido cortar veinte minutos. El montaje de Uzak me tomó tres meses, y pude cortar una película de tres horas (el largo de la primera versión) a dos horas. Hay una escena que corté en la que ellos descubrían el cuerpo de un profesor de francés que había sido asesinado en el piso de abajo. Ellos se sentían mal por abandonar el cadáver, y emprendieron un viaje en la nieve y allí se sintieron purificados. Después volvieron a Estambul y sus relaciones eran más afectuosas; había todavía escenas relacionadas con la hermana de Mahmut y su pequeño hijo; también el final era diferente, era el primero de enero y en medio de la muchedumbre seguíamos a Yusuf que hacia compras y salía de la ciudad para buscar trabajo en una mina. Esta escena era muy larga, pero el tiempo que disponía me permitió condensarla. Al principio, nos enamoramos de todo lo que grabamos, con la distancia uno tiene un ojo más crítico y se puede elegir.

¿Qué relación tiene usted con el cine como espectador?
No me gusta mucho ir a cine, antes de la televisión el cine era algo mucho más mágico. Aprendimos a comportarnos y a vestirnos con las películas. Todas las películas, incluso las más malas, nos impresionan y cambian nuestra manera de vivir. Desde que la televisión apareció nuestro medio se sobrecargó de películas y ya el cine no impacta tanto en nuestras vidas. Creo que este sentimiento ha reducido ciertos aspectos en mi historia personal, vi muchas películas, envejecí y mis sentidos perdieron su contraste. Sin embargo hay realizadores que me gustan, como Bruno Dumont, en mi concepto, el mejor realizador francés. A pesar de esta sensación, lo que más me gusta es el cine; con mi mujer, cuando salimos, vamos al cine, no hacemos otra cosa, es una de las actividades que más me gusta realizar, aunque ya no sea tan intensamente como en el pasado.



Entrevista de pulpmovies.org

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